
Contrario a los mitos empresariales, los hermanos Salas Martínez, Marcelo, Mauro y Claudia, no solo mantuvieron a flote la empresa familiar, sino que la hicieron florecer.
Transformaron un negocio nacido hace casi un siglo en una próspera cadena de 201 tiendas, repartidas entre Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. ¿Su fórmula secreta? Profesionalización, formación de equipos efectivos y una sincera pasión por ayudar a otros a lograr el éxito.
Café Martínez: Un Romántico Origen y un Legado Profundo
Café Martínez tiene una historia tan rica y robusta como el café que produce. Sus raíces se remontan a la relación clandestina entre Atiliano Martínez y su prima Justa, que comenzó en el pequeño pueblo asturiano de Pola de Lena y se solidificó en Argentina, huyendo de la inminente Guerra Civil Española.
Aquí, Atiliano se enamoró por segunda vez, esta vez del café, mientras trabajaba en Casa Torres, uno de los principales tostadores de café de la ciudad. Con el conocimiento adquirido, inició su propio negocio en 1933, llamado El Convidado.
Un Viaje de Transformación y Reinvención
Desde sus humildes comienzos, la empresa familiar pasó por múltiples etapas de cambio y adaptación, desde la compra de su propio inmueble hasta la transformación de su identidad de El Convidado a Casa Martínez, y finalmente a Café Martínez.
Después de la muerte de Atiliano, su viuda, su hija Olga y un socio, Paulino Rodríguez, mantuvieron el negocio próspero durante años, hasta que Marcelo, Mauro y Claudia, hijos de Olga, entraron en escena y dieron un giro revolucionario al negocio.
El Éxito a Través de la Innovación y la Expansión
Bajo la dirección de los hermanos Salas Martínez, Café Martínez tomó la ruta del crecimiento exponencial. Innovaron con el concepto de café gourmet y apostaron por la expansión a través de franquicias. Además, fortalecieron la marca apoyándose en el capital y tiempo de terceros, multiplicando así su alcance y presencia.
Un Compromiso Inalterable con la Comunidad y el Éxito Mutuo
Desde sus primeros días, Café Martínez ha sido más que un negocio; ha sido un lugar de encuentro y un faro de asistencia para la comunidad. Este espíritu de ayuda y acompañamiento sigue siendo un pilar de la compañía, reflejado en su apoyo a franquiciados y empleados.
Proyección al Futuro: Más Allá de las Fronteras Argentinas
Hoy, Café Martínez no solo ha logrado un alcance nacional con 189 tiendas en Argentina, sino que también ha cruzado las fronteras con 12 tiendas adicionales en Uruguay, Paraguay y Bolivia. A pesar de algunos desafíos en la expansión internacional, Café Martínez ha seguido adelante con un enfoque cuidadoso y estratégico.
En 1933, Atiliano Martínez comenzó un viaje empresarial que llevaría a su negocio de café de ser una pequeña tienda en la calle México a convertirse en una marca reconocida y respetada.
Su pasión por el café, combinada con la destreza y habilidad para administrar un negocio, dieron como resultado un negocio exitoso. Sin embargo, fue su descendencia, los hermanos Salas Martínez, quienes transformaron verdaderamente el negocio en lo que es hoy.
Los Hermanos Salas Martínez: Transformando la Empresa Familiar
En 1995, Marcelo, Mauro y Claudia Salas Martínez se incorporaron a la empresa. Con una visión fresca y una pasión por el café igual que su abuelo, los hermanos decidieron que era el momento de expandir y modernizar el negocio. Mauro tomó la iniciativa en el área administrativa y Marcelo y Claudia siguieron de cerca, ideando formas de crecer y expandirse.
Juntos, desarrollaron el concepto de café gourmet, que eventualmente evolucionaría a ser conocido como café de especialidad. Si bien continuaron con la tradición de importar, tostar y distribuir el café como lo hacía Atiliano, lo hicieron de una manera nueva y atractiva. A través de sus propias cafeterías, el café se convirtió en el protagonista.
De la Quinta Sucursal a la Franquicia
Para el año 2000, los hermanos habían abierto su quinta sucursal y se dieron cuenta de que no podían expandirse más por sí mismos. La solución: franquicias. Esto permitió a la empresa continuar creciendo, utilizando el capital y el tiempo de otros, mientras proporcionaban su vasto conocimiento y experiencia.
La habilidad para franquiciar resultó ser un gran éxito y la compañía no sólo creció en número, sino que también expandió su influencia. Marcelo Salas Martínez incluso se convirtió en presidente de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF) de 2014 a 2017, un testimonio de la reputación y el respeto que la marca Café Martínez había adquirido.
Multiplicándose a su Máxima Potencia
Café Martínez se convirtió en algo más que un negocio para los hermanos. Al igual que su abuelo, lo veían como una forma de ayudar a otros, proporcionando apoyo y asesoramiento a aquellos que deseaban comenzar sus propios negocios. Este espíritu de ayuda y cooperación se convirtió en una parte integral de la identidad de la compañía.
En la actualidad, la marca cuenta con 189 tiendas en Argentina, 12 en el exterior y sigue expandiéndose. A pesar de algunas dificultades con las franquicias individuales en otros países, han adaptado su enfoque y siguen siendo líderes en la industria del café.
El Poder del Trabajo en Equipo y la Profesionalización
Para Salas Martínez, la profesionalización y el trabajo en equipo fueron fundamentales para el éxito de la empresa. Creyendo firmemente en la importancia de ayudar a otros a alcanzar el éxito, la empresa emplea hoy a más de 400 personas, muchas de las cuales han crecido y prosperado dentro de la organización.
Un ejemplo perfecto de esto es Leandro Canabe, que se unió a la empresa en 2008 como gerente de desarrollo, se convirtió en gerente general en 2011, y desde hace tres años es el único socio no familiar de la empresa. Esta es la prueba de que Café Martínez valora a sus empleados y se esfuerza por ayudarlos a alcanzar su máximo potencial.
El viaje de Café Martínez ha sido largo y emocionante. Desde los días de Atiliano Martínez hasta los logros de los hermanos Salas Martínez, la marca ha demostrado que con la pasión, la dedicación y un poco de ayuda, el café puede convertirse en algo más que una bebida, puede ser una forma de vida.