‘El Croquis’ es una de las más reputadas gacetas internacionalmente dirigida por los arquitectos profesionales en workplaces Fernando Márquez Cecilia y Richard Levene. Las publicaciones que se hacen a través de cautelosas monografías que examinan el trabajo de arquitectos cuya trayectoria entiende ciertas obras de mayor relevancia y prestigio internacionalmente como OMA Rem Koolhaas, Kazuyo Sejima, Herzog & de Meuron, Álvaro Siza o bien Rafael Moneo. Cada bimestre se publica una nueva gaceta en donde se efectúan treinta y cinco copias por ejemplar, mismas que se distribuyen en librerías expertas en Europa, América y Asia.

Esta gaceta se edita en inglés y de España desde El Escorial en la villa de Madrid, España y es miembro actual de ARCE (Asociación de Gacetas Culturales de España) y de la Asociación de Editores de la capital española. En nuestros días se han publicado únicamente ciento noventa y tres números, este último dedicado a la trayectoria del arquitecto técnico Manuel Cervantes, primer mexicano en ser publicado en El Croquis y el segundo sudamericano tras Smiljan Radic.

Cabe remarcar que los directivos Fernando Márquez y Richard Levene en conjunto con Hisao Suzukii, quien se hace cargo de efectuar las fotografías para las publicaciones, como todo el equipo implicado en este número efectuaron un trabajo diario y pormenorizado a lo largo de poco más de un par de años para materializar en un objeto toda la trayectoria del arquitecto técnico mexicano que consta de veinte obras ordenadas cronológicamente, entre ellas 3 tiempos, 3 proyectos: Residencia de autoproducción asistida en México, Casa Avándaro, Planta Hidropónica Next, CETRAM 4 Caminos, Casa El Mirador, Donceles cincuenta y cuatro, Centro de Trasferencia Modal El Rosario, Villas Finestre.

Te presentamos una entrevista con Manuel Cervantes para conocer el proceso de ‘El Croquis’ titulado: Pasiones Sosiegas.

AD: ¿De qué forma fue que comenzó este proyecto?

MC: Me escribieron hace un par de años y medio. Personal y profesionalmente estimaba que la oficina atravesaba un instante en el que, tras veinte años podría comenzar a hacer cosas interesantes. Recibí un correo de ‘El Croquis’ en donde me planteaban hacer una revisión de nuestra obra para estimar una publicación, no lo podía opinar.

Me sorprendió mucho mas reaccionamos con seriedad, lo primero fue charlar con personas que tenían una publicación con ‘El Croquis’. Souto de Moura nos compartió los procesos y ciertos consejos con lo que mi contestación a ese mostraba mi interés por conocer todos y cada uno de los detalles, si había un contrato por el medio, si debíamos abonar algo, etcétera Eran preguntas que tal vez sonaban ingenuísimas mas que para nosotros, en el despacho son básicas en el momento de comenzar un proyecto.Resultado de imagen para edificios

Fernando me respondió de una forma muy sucinta mostrando su interés por conocernos para afianzar un vínculo más personal que fuera alén de la comunicación por la red. Por casualidad tenía un viaje programado a Europa con lo que nos hallamos en el Café Ópera en la capital de España llegamos Sofía y y se sorprendieron mucho, creo que aguardaban ver a una pareja de sesenta años. Es curioso por el hecho de que no me procuraron por quién era sino más bien por mi trabajo, no les interesaba mi aspecto o bien mi edad.

AD: ¿De qué manera fue el proceso de la publicación?

MC: Desde ahí todo el proceso se fundamentó en una relación muy humana, me invitaron a mí y a Sofía a dormir a su casa, fue una cosa muy íntima y a lo largo de ese viaje al concluir les pregunté que por qué razón habiendo tantos arquitectos mexicanos impresionantemente talentosos me procuraron a mí a lo que Fernando respondió que para ellos no había una lista de los arquitectos que debían publicar sino volteaban la mirada cara aquellos que tenían su planeta, esos arquitectos son diferentes a todos los otros, comentó.

Nos despedimos de esta manera para embarcarnos en el proceso que duró un par de años. Empezamos haciendo una revisión del trabajo técnico, acá te solicitan que mandes toda aquella información que piensas que más representa tu obra. Hay quienes hacen maquetas, croquis, renders, plantas, axonométricos, etcétera No son muy rigurosos con eso, te solicitan que expreses tu arquitectura de una forma gráfica y todos y cada uno de los arquitectos tienen formas diferentes con las que se sienten identificados.

Es esencial mentar asimismo que no te solicitan encargos en concreto, jamás hubo un listado de cosas sino deconstruíamos cada proyecto para conseguir el propósito de la gaceta que no era enseñar el objeto arquitectónico sino más bien hacer un recorrido visual a fin de que mediante esto pudieses visitarla. Un caso es ‘El Croquis’ de Studio Mumbai en donde Bijoy Jain muestra una serie de croquis de tinta roja sobre papel; eso habla por los codos del ojo que tienen Fernando y Richard para mostar el planeta de los arquitectos con todo cuanto está detrás.

Una vez a lo largo de una visita al Museo de Antropología, Fernando me afirmó que le interesaba ver los códices. Preguntamos y me comentó que pensaba que en su otra vida había sido cronista, estudié arquitectura mas me chifla la crónica, me maravilla leer la crónica diaria de la civilización. Y me percaté de que obviamente ‘El Croquis’ es una crónica, no es un documental ni una infografía, es una crónica de un despacho que mira de cierta manera y esta mirada 2D que te muestran debe ver con lo más próximo a deambular por una obra arquitectónica.

Fernando es prácticamente un director, monta un recorrido concreto en las obras y cada fotografía, cada plano debe ver con de qué manera conduce por este camino. Cuando llegó a México, la primera cosa que hizo fue sacar los planos de su maleta, tenía un recorrido anteriormente definido. Tomamos aeroplanos, vehículos y demás, estuvieron veinte días, cada obra a la que llegábamos examinaba los planos para solicitarme que lo llevase a puntos concretos, tenía clarísimo dónde debía estar parado para tomar la fotografía pues para él no son objetos a retratar, son espacios, es un recorrido que se cuenta, se vive y convive con su ambiente, con el paisaje, la coyuntura económica y social.

AD: ¿Qué aportó ‘El Croquis’ en tu práctica?

MC: ‘El Croquis’ para mí significa mucho pues todos esos viajes que hicimos me llevaron desde una estación del metro, pasando por casas del Infonavit a casas en la playa y el campo. Hubo un comprensión de nuestra práctica y está enfocado en comprender contextos, tiempos, geografías y economías sin importar un mínimo de qué manera se iba a materializar el espacio, que al final sí es esencial mas todo cuanto hay detrás es lo esencial.

Para mí las fotografías de la obra son sumamente esenciales en el proceso, esto por el comprensión y las ocasiones que se generan; hay instantes en la obra que son considerablemente más potentes que el resultado final y eso te lleva a imaginar los proyectos futuros, de ahí que que empleamos este recurso para expresar nuestras pretensiones.

Otra cosa esencial fue que deseaba mostrarles de dónde venía, con lo que cuando vinieron visitamos el Museo Anahuacalli, la Casa Barragán, los Jardines Ortega, la UNAM. La arquitectura no es una ocurrencia o bien una inspiración fugaz, viene de una contemplación a todas y cada una esas referencias, todas y cada una se muestran en este número.

Debimos rehacer la representación gráfica de muchas cosas para poderlo estimar a la escala de publicación. En lo que se refiere a la parte técnica fue muy enriquecedor, aprendimos y meditamos mucho con la documentación. Provocó mucha reflexión en lo que se refiere a cuestionarnos nuestra forma de representar y trasmitir nuestro trabajo. Esto se tradujo a nuevas formas de presentar nuestros proyectos con los clientes del servicio nuevos; hubo un aprendizaje enorme mas el más esencial para mí fue el aprendizaje personal.

Localizarme con una editorial tan grande y reputada me hizo meditar en una relación un tanto fría y también impersonal mas para mi sorpresa fue todo lo opuesto. Comimos juntos, nuestras pláticas trataban sobre vínculos, no sobre objetos, charlábamos de la gente de la oficina, de mis experiencias con los clientes del servicio. La arquitectura quedó obviada y nos centramos en las relaciones humanas.

AD: ‘Life is what happens when you are making other plans’

MC: Esta es una oración de John Lennon y para mí esos viajes con Fernando fueron eso, no charlamos de ‘El Croquis’, no charlamos de arquitectura. Charlamos de la familia, de comida, de la urbe, del cine, charlamos de lo que deberíamos charlar los arquitectos. Rafael Aranda afirmó que si eres capaz de comprender el ánima en un lugar y el ánima de tus clientes del servicio puedes generar una obra con ánima y este proceso fue eso, fue un proceso de conectar en otros niveles; atender estos niveles resultó en algo bien interesante, eso fue lo increíble del viaje.

Visitamos Val, Ixtapa, León, Puebla, 4 Caminos, etcétera estaba nerviosísimo de llevar a Fernando a los proyectos públicos por el temor que tenemos los arquitectos de enseñar las manifestaciones extrañas a nuestros proyectos, los anuncios, el estruendos visual, etcétera Tenemos una idea equivocada de que los proyectos ‘se ensucian’, mas Fernando estaba maravillado, afirmaba que estos proyectos tenían vida. Fue entonces que pude ver y rememorar que la arquitectura es un conjunto de cosas elementales, no es los detalles que siempre y en toda circunstancia estamos atendiendo los arquitectos. Una buena arquitectura con un trazo firme es considerablemente más comunicante que una obra llena de detalles controlados y los CETRAM son eso, son obras sencillísimas, eficaces, y prácticas, cuya esencia no ha alterado.

Me dio mucho gusto poder ver obras que están íntegras en su esencia, los ademanes y la arquitectura ahí prosiguen, habitualmente estaban los clientes del servicio y de nuevo la visita consistía en vivir la arquitectura. En los CETRAM nos tocó subirnos a las micros, percibir a los garroteros, comer garnachas, fue interesante ver el correr del tiempo y la presencia humana en las obras. Leer en esta edición todo cuanto vieron ellos en las obras es muy gratificante.

Los textos de Juhani Pallasmaa y de Fernanda Canales que se incluyen son esenciales pues prácticamente no se habla de mi obra, se habla de los antecedentes, de lo que moldea lo que hacemos como arquitectos de esta generación. Contextualizan nuestra obra más que charlar literalmente de ella.

Los arquitectos comenzamos nuestra carrera atendiendo convidaciones mas con el tiempo te vuelves más selectivo para dirigir tu práctica. Hoy día las obras que hago no deben ver con la escala sino más bien con el aprendizaje que me ofrecerán. El lujo está en poder elegir lo que te marca, no necesariamente lo que deja dinero con lo que tratamos de que lo que llega pase por una selección para producir cuestiones con nuevos desafíos, temáticas y economías. Todas y cada una de las obras te dejan algo, para mí ese planeta del que habla Fernando es una nube de cosas que se evaporan, se unen y bajan a una materialización de algo empapado de todo eso.

Cuando hay una publicación tan grande hay creencias de todo género, recibí afortunadamente cariño de gente que conozco y de gente que no conozco palabras de dicha, de emoción. Recibí comentarios positivos como negativos, mas al final el planeta está repleto de creencias, todas y cada una son válidas.

Yo creo que esta gaceta sale en el instante en el que la arquitectura que hacemos está produciendo algo, la evolución y la maduración de la arquitectura provocó que existiese ‘El Croquis’. No obstante, el planeta de la arquitectura es tan intrascendente que si hiciésemos un análisis de cuáles son las cosas que precisan para progresar las condiciones en las que vivimos la arquitectura no estaría dentro de ella. Hay cosas considerablemente más esenciales que atender y de las que nos podríamos influenciar. Yo no veo esto como un reconocimiento, más que orgullo ‘El Croquis’ es un compromiso para proseguirse haciendo arquitectura de calidad, para no flojear.

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