Bajo la influencia del llamado «primer racionalismo», las viviendas incorporaron conceptos básicos en su tipología que modificaron su geometría y sus esquemas tradicionales, imponiendo -en sus compactos y cerrados diseños- una marcada integración con el contexto próximo.

Para ilustrar la premisa que exhortaba a lograr una íntima relación entre los interiores y la naturaleza circundante, vale mencionar -y sólo como los primeros referentes- la Casa de la Cascada de Wright o la Casa Farnsworth de Mies Van der Rohe.

En dichas viviendas, la separación entre exterior e interior quedaba claramente eliminada a través de grandes superficies vidriadas y recursos que contribuían a la participación directa del paisaje en los ámbitos internos.

La casa se abre. Hoy -y mucho más allá de aquellas primeras épocas de cambio-, la vivienda retoma ese esquema integrador, que también reconoce el fuerte influjo de la arquitectura mejicana contemporánea -en especial de la obra del arquitecto Ricardo Legorreta- y tiende, cada vez más, a eliminar los límites entre exterior e interior.

La casa se abre al jardín e incorpora el verde en el interior. Las galerías y pérgolas actúan en estos esquemas como transiciones que funden los límites de lo construido y se incluyen los patios internos, confundidos entre los distintos espacios internos, generando fluidas interacciones entre el adentro y el afuera.

Por aire y luz. En las tipologías de viviendas de décadas anteriores, estos patios resultaban de la necesidad de ventilar o iluminar habitaciones, especialmente en lotes estrechos. Se planteaban, generalmente, para resolver urgencias funcionales, por lo que no se atendían sus aspectos estéticos, ni se explotaba su riqueza hacia los ámbitos que no requerían ser ventilados.

Por estos días, en el otro extremo, se plantean como recurrentes articuladores del esquema arquitectónico, en torno al cual giran diferentes espacios, que aprovechan las visuales y la iluminación que brindan estos atractivos recintos de luz.

Estéticos destellos. Frecuentemente, y con la riqueza que le otorgan sus envolventes transparentes, el patio interior se convierte en un ámbito provocativo, muy escenográfico y con un gran protagonismo en los interiores. Requieren un diseño especial, usualmente acorde con el estilo de la vivienda, para lograr su integración visual. Según sus dimensiones -y los diferentes criterios del proyecto- pueden proporcionar un lugar de estar, descanso y encuentro, o simplemente plantearse como un interesante elemento de diseño, que aporta visuales en el interior.

Su ambientación puede ser más formal o informal, y hasta contemplar algún modelo histórico de patio cerrado, incorporando recursos de otros períodos y culturas. Por ejemplo, un pequeño exterior que apela a los recursos del patio andaluz.

No obstante, en las viviendas de geometrías racionalistas, estos patios suelen seguir las líneas del vanguardismo, el cual invita a la libre composición y al uso de materiales como el hormigón, la madera y la piedra.

Con asiduidad se aprecia la presencia de los áridos -gravas, arenas y rocas- con su fuerte capacidad expresiva. Son óptimos para los solados, aunque los decks de madera son otra alternativa muy elegida para cubrir los pisos.Resultado de imagen para patio interno

Sus envolventes son transparentes, conformadas por grandes paños de vidrios fijos o por carpintería liviana que permita una integración total con el interior. De una u otra manera, son atractivos focos de luz natural que dan una vida distinta a los ambientes.

Conceptos básicos
Los envolventes son totalmente transparentes hacia los interiores y vale la incorporación de muros altos que generen verdaderos recintos internos, con la posibilidad de incluir texturas rugosas, madera y piedra.

El agua suele estar presente en este tipo de patios, quieta en fuentes de líneas bien geométricas o bien en movimiento, como suaves caídas entre un muro de piedra o chorros desde pequeños surtidores.

Las especies vegetales se caracterizan por ser escasas, en disposición sencilla y composición monocromática. Entre las especies elegidas, se destacan las típicas del jardín contemporáneo, como el bambú, las cortaderas -cortaderia selloana- formios, pennisetum, etc, Las cactáceas -en su gran variedad- ponen un toque especial, generalmente dispuestas geométricamente o destacando algún ejemplar, colocado individualmente como punto de atracción.

Objetos decorativos: esculturas modernas de acero, aluminio y granito; ornamentos arquitectónicos convertidos en símbolos o hasta puedes usar las mismas lonas para vehiculos que se usan en el verano, y se consiguen en cualquier fabrica de lonas, entre otras opciones. Para su ubicación, es necesario contemplar las visuales desde los interiores.

Los recipientes, macetas, vasijas, etc., contribuyen al estilo y a la atmósfera del jardín, por lo que deben elegirse cuidadosamente, en armonía con el estilo.

La iluminación es otro elemento que define el encanto de estos pequeños espacios exteriores, durante la noche. La iluminación debe ser difusa y en su diseño debe considerarse la luz que se logrará más que las formas de los artefactos, los cuales debieran pasar inadvertidos. La iluminación difusa, desde el suelo barriendo las especies otorga un encanto muy particular.

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